sábado, agosto 25, 2007

GENERACIÓN SOPHIA PETRILLO

En un festival de cortos en Bélgica, a los directores invitados nos llevaron a una exposición sobre Stanley Kubrick. A la salida, un director suizo dijo que mi aspecto le recordaba a Kubrick. Yo le contesté que sí, pero que el problema es que no me parezco al Kubrick de la época de Atraco perfecto sino más bien al de Eyes wide shut.

Juro que lo que me pasa no es la neurosis de haber cumplido 30 años, sino que he llegado a esta edad en mal estado: pelo escaso, hinchado, fumador empedernido y con artritis. Sí. Artritis. Hoy he tenido que ir a urgencias porque me dolía tanto el pie que no me había dejado dormir la noche anterior. La doctora me ha dicho que tengo artritis en el pie izquierdo. Suena a viejo. Suena a persona mayor. Suena a que tengo achaques.

Mis amigos y yo siempre hemos sido muy aficionados a elaborar encuestas sobre temas de todo tipo, con nosotros mismos como tema central. En la de "¿quién de nosotros morirá primero?" siempre he sido el más votado. Por mayoría. ¿Moriré por muerte violenta? No. ¿Moriré por practicar deportes de riesgo? Ni hablar. Moriré por causas naturales.

A los 20, parecía tener 30 y siempre pensé que al llegar a los 30, mi reloj biológico se detendría y tendría el mismo aspecto siempre. A esto se le llama autoengaño. La verdad es que ahora mismo me siento como si tuviera 70 años.

Cuando me preguntan por qué escribo sobre ancianas, nunca sé que contestar realmente. Pero si lo hacen a partir de este momento, responderé que hay que hablar de lo que uno conoce y que simplemente cuento las cosas que le preocupan a mi generación.