domingo, noviembre 06, 2005

"¡BOKEAGA, CÓMO VAS!"


A veces fantaseo con épocas de mi vida en las que no bebía. Finjo recordar momentos de mi juventud en que no salía a emborracharme por ahí. Lo que hago es simular que llevo sólamente dos años haciendo esto. Por suerte, gente que me conoce desde hace años como Maican, Diego o Gontzal me recuerdan que no es así, que he sido un borrachín toda la vida.

Sin embargo, no soy un noctámbulo con lagunas espacio temporales. De hecho creo que tuve una a los 17 años en la que nunca supe cómo había llegado a casa. Pero poca cosa... Lo verdaderamente preocupante son las visiones. Las cosas que yo ví y no estaban allí. Bueno, lo cuento y luego cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.

Sucedió en KU, la discoteca de Donosti perdida en el monte Igeldo y cuyas tardes de sábado nada tenían que ver con las noches de desenfreno de su homónima ibicenca: adolescentes mirando a chicas inalcanzables, espasmódicos bailes al ritmo de "Thunder" de AC/DC que transitaban entre la timidez y la vergüenza ajena y chupitos de tequila que provocaban naúseas prematuras.

Esa tarde había bebido bastante kalimotxo e iba al baño de KU con demasiada frecuencia. Y cada vez en peores condiciones. En uno de los momentos más bajos de la tarde entré en el baño dando tumbos y me coloqué ante un urinario. Mi cabeza daba vueltas y una voz me gritó desde la puerta del baño...

"¡COBEAGA, CÓMO VAS!"



Le miré a la cara. Era un tío mayor que yo. Iba pedo, pero no tanto como yo. El caso es que su cara no me sonaba de nada. Uno puede estar al borde de un coma etílico pero siempre reconoce rostros amigos. Pero el caso es que a ese tío NO LO HABÍA VISTO EN MI VIDA y me hablaba con la camaradería de un compañero de pupitre. Me pareció raro, pero más extraño fue que ese mismo acontecimiento volvió a producirse en varias ocasiones más.



En el baño de KU dos veces más, en un bar de San Bartolomé volvió a ocurrir, en la Parte Vieja en una Nochevieja.

Nunca supe quién era ese ángel de la guarda que me recordaba mi estado etílico. Aunque para restarle misterio al asunto sospecho que era un amigo de mi hermano, un listillo de colegio de pago.

martes, noviembre 01, 2005

SALTO CUALITATIVO

Salto cualitativo el que ha dado mi madre esta noche:

Ahora no sólo se contenta con preguntarme qué quiero para cenar. ¡ACABA DE PREGUNTARME QUÉ HE COMIDO AL MEDIODÍA EN EL TRABAJO!



Gracias por cuidarme, mamma.