martes, noviembre 27, 2007

GOTAM CITY















La vida sana que me prometía ha tenido demasiados desmanes lunarossescos como para evitar un nuevo ataque gotoso que me amargó el fin de semana en Wiesbaden y Frankfurt. Acudía allí a un pase (dentro del Exground Festival) que conmemoraba los 10 años de KIMUAK, pero no os voy a aburrir con detalles del mundo cortometrajista.

Lo importante es que no tomé ni una gota de cerveza ni comí una mísera salchicha. Mucho chucrut, mucha patata y agua mineral (con gas, que por cierto odio, pero era la única que servían en los restaurantes). Y allí estaba yo, con mis andares de geisha provocados por los dolores en el pie, casi todo el día encerrado en el hotel viendo la tele alemana.

La tele alemana, por cierto, es una mierda.

Vete a Alemania para esto.


martes, noviembre 06, 2007

GENERACIÓN MARK SPITZ















Los que me conocen o me leen aquí (o los que se han topado recientemente con Nacho, que se ha aficionado a narrarlo con desparpajo), sabrán que ya estoy en modo "achaques de la edad". Por ello, he decidido atajar el tema con celeridad.

Primero ha sido la dieta. Sí, esa que me he saltado bestialmente este fin de semana en Donosti pero que normalmente estoy llevando con disciplina.

El siguiente paso ha consistido en mi visita a una piscina municipal para hacerme unos largos. Acabo de empezar y lo cierto es que largos me he hecho pocos, pero me ha impresionado el ambiente de unas instalaciones deportivas del Ayuntamiento a primera hora de la mañana.

Por un lado están los jubilados que copan el lugar y practican aerobic acuático al ritmo de música disco noventera (tipo Ace of Base). Por otro lado, los jóvenes deportistas son bastante porculeros con los chicos poco dotados para el ejercicio como yo. Desde aquí un saludo al chaval que me ha dado una hostia en la espalda mientras me adelantaba en la calle por la que yo nadaba. El tío encima me ha mirado con una cara de odio que parecía decirme: "Si no sabes, pa qué te metes, gilipollas".

Desde el punto de vista humano, lo más humillante ha sido cuando una anciana que rondaba los ochenta me ha adelantado nadando de espaldas por la calle paralela a la que yo iba (braceando con todas mis fuerzas).

Pero volveré, no se preocupen. No he salido a mi padre (que fue recordman de Guipúzcoa de mariposa) pero por lo menos no nado a lo perro.